PERICO SIONISTA
Mis primeras palabras son extremas, pero las asienta la certidumbre de quien ha dedicado muchos años a la geopolítica de Oriente Medio: Si yo fuera gazatí, haría de mi vida una rutina de violencia contra todo lo que representa Israel, incluidos sus ciudadanos, incluido el asesinato. Duro, eh. Lo mismo que si hubiera nacido musulmán chiíta en Líbano. Si fuera judío, judío de cualquier parte del anónimo mundo, empeñaría todos los esfuerzos de mi vida por regresar a Jerusalén y levantar el Templo por tercera vez. No hay alternativa. Pero esto lo ignoran los revolucionarios del siglo XXI, tan alegres y combativos por las calles de Madrid. Perico, ese heraldo de Sión, ese embajador de la plutocracia, debe cesar de inmediato en las retransmisiones de La 1. Eso farfullan en cánticos arrítmicos los firmes defensores de Palestina. Sin embargo, antes de arriesgar la vida de unos deportistas inocentes, el salario de todas las personas que organizan, participan y viven de la Vuelta a España, o levantarse frívolamente una mañana y atacar a un policía porque sabes que no habrá consecuencias penales (¡Guau, qué revolucionario más verraco eres, qué valiente!), los manifestantes deberían formarse, beber de conocimiento limpio, objetivo, huir de cualquier dialéctica política.
Estos artículos van de deporte, pero yo entiendo el deporte como una manifestación cultural del ser humano, un pilar para levantar el carácter común desde el propio, una fuente de ciudadanía. Por eso les participaré de algunas ideas que quizá ignoran o fingen ignorar, y convierten en filfa y carnaval perroflauta el bochorno vivido en la Vuelta a España, y también España como entidad política. Mi profesión, la que me pone el congrí en la mesa, es Analista de Inteligencia, de modo que no los anegaré con soflamas lacrimógenas de “drama de los niños gazatíes”, “el monstruoso genocidio judío” o “Trump es el culpable”. Simplemente enumeraré unos hechos difícilmente aceptables y necesariamente aceptados. Por Usted y por mí. En el fondo, desde otro paradigma, eso es lo que quería decir Perico Delgado en la retransmisión, porque él sí representa el sentir mayoritario de la gente.
Reconoceré, ya mismo, que no soy objetivo aunque me agoto por intentarlo. Ni la mínima palabra, ni el gesto más ingenuo de un ser humano están carentes de ideología, prejuicio, posición. Mi tesina del grado de Filología, THE EVOLUTION OF THE MEANING OF WARFARE TERMS IN THE AFGHAN-AMERICAN CONFLICT, me despertó al hecho sistemático y doloroso de la manipulación que el poder político hace con el electorado, cual si éste fuera un rebañito de ovejas tontunas. Y lo somos, porque somos gregarios, y necesitamos ser aceptados por la cálida manada. Da igual si el régimen es democrático o autoritario, lo que cambia, levemente, son las formas, el fondo es el mismo. Héroe es aquél que acepta el ostracismo, la soledad, la compañía sólo de su incertidumbre.
Miren, por distintos motivos históricos, sobre todo por el hecho de haber sido obligados a progresar dentro de otras sociedades que los marginaban y con frecuencia odiaban, los judíos han devenido el grupo humano con mayor poder financiero del mundo. No digo poder a secas, ni tampoco poder económico, pues la relación entre términos no es directa. Judíos norteamericanos, judíos argentinos, judíos ingleses, son el capital mayoritario de las empresas que sustentan los índices bursátiles del mundo occidental. O sea, el plato de frijoles de Usted, querido lector, el del gran Perico y el mío. El de cualquier persona que viva en el grupo cultural-político que llamamos Occidente. Un simple soplo de vanidad, un atisbo de venganza, un ligero escarmiento que este poder financiero quiera dar, y el edificio del pomposo bienestar occidental se resquebraja, como en 2008, como en 1973, como en 1929. Me da igual. El teatral Trump (a quien ha votado masivamente el ciudadano estadounidense, no olvidemos) sabe esto perfectamente. Y todos los presidentes demócratas (incluida la aspirante Kamala Harris) también. Y los timoneles de la siempre moralmente intacta UE también lo saben. Quizá quien no lo quiere aceptar es Usted, ni las muchas personas, cuyo buen corazón creo intuir y hablo sin ironía, que pretenden cambiar la desgracia del pueblo gazatí proclamando la revolución de Krusty el Payaso con el único riesgo de sudar la bufanda palestina monísima que llevan.
Somos súbditos del poder financiero, aunque podríamos no serlo. Lamentablemente yo, que he desplegado ya cinco veces en zonas de combate y he visto con qué ardor y escasos motivos el hombre puede agilizar la muerte de su vecino, asumo ser súbdito del sistema. ¿Y saben por qué? Porque la alternativa la conozco a la perfección, y es el infierno. Miren, esto que nombro a continuación es banal y tópico, pero es cierto: mi abuelo Miguel era carbonero de ferrocarril, mi abuela Reme fue una niña desplazada de la guerra civil y conoció el hambre y el desprecio. Mis bisabuelos, como los de Usted, lector amante del deporte, segaban trigo catorce horas al día, y la escuela se les terminó con 6 años, o no empezó nunca. Y yo vivo como un rey. Como jamoncito y pulpo, disfruto de vacaciones pagadas, la mejor atención sanitaria del mundo, tengo la misma dignidad como ciudadano que el mismísimo Rey (esto no es baladí, ojo, repasen la Historia) etc. Y sin embargo, ¿de verdad creen que tal bienestar es mérito de los españolitos? ¿Tan superiores creen que somos a, por ejemplo, nuestros hermanos colombianos, cubanos, venezolanos? Pues no, si vivimos en nuestra burbujita de oro es, en gran parte, porque pertenecemos a la súper-estructura de Occidente. Estructura cuyo andamiaje financiero se sostiene, se nutre, se crece en el flujo bursátil de la City londinense, en Nueva York, en Fráncfort, en Hong Kong. Y, repito, ante el vanidoso aire de venganza de un magnate judío, todo el andamiaje se derrumba, y bajo él pereceremos nosotros.
Por eso lo inmensamente fútil, vano, ridículo, infantil de todas estas manifestaciones. Por eso el valor de Pedro Delgado al decir a tumba abierta lo que es la voz de la gente corriente. Jugándose treinta años de carrera como comentarista.
¿Se puede vivir al margen? ¿Es que acaso no puede un pueblo alzarse brioso ante la opresión del mandamás y romper todas las cadenas? Sí. Claro. Ánimo, háganlo. Si toman tan laudable opción, pasarán a ser un miembro de los países No-Alineados. Sin necesidad de extendernos en ejemplos, allá vayan magníficos espejos de bienestar y buen gobierno: la Cuba triunfo del marxismo, la Venezuela edén proletario, la antigua Grecia de Tsisipas, el narco-México de AMLO, el jardín feudal de Daniel Ortega… ¿Ven por dónde voy? Si han leído hasta aquí y todavía tienen alguna duda, platiquen un poquito con polacos, búlgaros, cubanos, serbios etc. y ellos les explicarán mucho más palmariamente que yo lo que significa ser No-Alineado. Aunque hay otra vía: genuflexarse ante los paladines del progreso; China y Rusia. Esa opción sí que es sensata y razonable. Cheverísimo. Recuerden llevar flores bonitas al cementerio para los disidentes, los homosexuales, los intelectuales etc. Llévenme flores a mí también, porque sería de los primeros en caer. Pinga.
Y eso es lo que estaba diciendo Perico, que se ha ganado un trozo de tribuna pública por su experiencia como comunicador, por lo importante que es su figura para nosotros los aficionados, y porque él sí representa a la mayoría de la gente.
¿Es un genocidio la acción perpetrada por Israel en Gaza? Mi valoración como analista es que es altamente probable que no lo sea en términos legales. Mi opinión como persona que ve dolerse hasta el infinito a personas sólo culpables de haber nacido en el infierno de Eretz Israel, es que sí lo es. Para que legalmente se certifique un genocidio han de concurrir factores muy concretos, como es la voluntad de exterminio de una población por el hecho específico de su etnia. Eso es algo que es consecuente con lo que Israel está desarrollando, pero como daño colateral, no como objetivo de la misión en sí. Netanyahu puede parapetarse argumentando que los centros de mando de Hamás están en zonas pobladas y que, en virtud del Derecho Internacional de los Conflictos Armados, las acciones israelíes no atacan civiles sino terroristas (aunque obviamente una carga explosiva capaz de reducir a átomos de polvo un hospital de tres plantas, va a terminar con la vida de los miles de personas que tengan la desgracia de vivir ahí).
¿Dónde se terminarán los objetivos militares de Israel? Eso no es intención de este artículo, porque yo quería escribir de deporte, de la dignidad de los ciclistas, de la valentía de Perico por decir en público lo que es evidente para la mayoría y puede condenarlo a una jubilación anticipada por parte de los Responsables de la Moral. Simplemente atiendan al último párrafo de este artículo, y todo les quedará transparente.
Puedo creer que, digamos tres cuartos de los manifestantes, son gente solidaria y de corazón generoso, ilusos que sueñan con la recidiva revolución que no culminaron sus bisabuelos. No cargo contra ellos. Ni vulneraron las instrucciones de las fuerzas del orden (por cierto, manifestación democrática de la ley, esto es, de todos nosotros) ni dañaron a ningún deportista. Simplemente son unos ignorantes o unos niñitos aburridos. La misma conga que trajeron se llevarán, y nada habrá cambiado, ni en sus cómodas vidas ni en lo atroz de la guerra de Gaza. Pero quiero escribir firmemente, asumida sin drama la soledad a que me aboco, que los ideólogos políticos de esas manifestaciones sí son instigadores de actos terroristas. ¿Terrorismo? ¡Pero si no puede haber terrorismo cuando la causa de la lucha es generosa y celebra la justicia y la fraternidad humana! Pues no. Una vez más les están engañando en la inmensa guardería regentada por mafiosos que es la política. Terrorismo es aplicar un programa de acciones violentas para conseguir fines políticos, específicamente contra no-combatientes. Y alto a la carga, porque ahí está la distancia infinita entre significantes y significados: lo que separa categóricamente al revolucionario del terrorista es el target, la víctima de sus acciones, y después el contexto político. En una democracia parlamentaria donde rige el Estado de Derecho, la Ley debe cumplirse. La lucha política se ejerce, en cristalina igualdad para cada ciudadano, mediante el voto. En el momento en que los hechos delictivos se definen según el matiz ideológico de su causa, en el momento en que ciudadanos dejan de ser iguales por mor de su religión o género o edad, en el momento, en fin, en que se puede bloquear una prueba deportiva de magnitud elefántica como La Vuelta porque ¿200?¿300?(¿cuántos realmente irrumpieron en las calles de Madrid sobrepasando el cordón policial?) han decidido que así van a resolver una guerra irresoluble, entonces se aplicará la Dictadura de Pensamiento Único. Y purgarán a Perico, y a todo aquél que no aplauda loquísima la cabalgata de nuestros Kim Jon Un patrios. Viva el Líder. From the River to the Sea.
Por supuesto que pueden manifestarse. En otras circunstancias, si no conociera tan a fondo la película de Oriente Medio, yo también lo haría. Los abertzales vascos lo han hecho siempre. En cada curva de los Alpes y los Pirineos, detrás de cada ciclista, había una bandera de Euskal Presoak. No veo mayor problema. Respeto sus ideas porque no es cierto que cada abertzale sea un etarra. Y respeto a los alféreces de las esteladas catalanas, aunque entre su programa político incluyan convertir mi tierra en una especie de colonia meridional de Barcelona. Lo que un gobierno razonable haría, hablo de un ejecutivo normal, lo suficientemente humilde como para no considerarse a sí mismo el Mesías Progresista, sería disponer un contingente de seguridad suficiente (aunque fuera con un coste alarmante), denunciar a los instigadores políticos de cualquier bando e inhabilitarlos, y asignarle unas divertidas vacaciones en el calabozo a los ché-guevara de mercadito que entienden que vulnerar un dispositivo policial no es especialmente grave, qué vas a hacerme poli, yo tengo derechos, viva Malcolm X etc.
Debo terminar ya, porque el deporte debería ser una mancomunidad de sentimientos globales, una hermandad esencial y simplísima donde cada deportista ve en su rival a otra persona, sin más, sin raza, sin nacionalidad, sin idioma. Una persona. Este es el penúltimo párrafo, en el último escribiré una frase dolorosa y sin esperanza, gruesa, cruel. Verán, los ciclistas de Israel no son culpables de nada. Son obreros del deporte, gente humilde, sufrida, pacífica, que aspira a competir en condiciones de seguridad. ¿Se debería prohibir la participación de Israel, pública o privada, en eventos deportivos internacionales? Pienso que sí, del mismo modo que se hizo con Rusia. O tal vez optar por lucir bajo bandera neutral. Pero esa decisión es responsabilidad de la comunidad internacional, con criterio y argumentos, no de una serie de gobiernos europeos caprichosos y divos, que están condenando a sus naciones a la etiqueta de paria, con lo que ello supone para su bienestar.
Así que pónganle una vela a Perico, para que no lo purguen, para que no tengamos que irnos a Eurosport o a la tele de Segovia para oír su inmensa sabiduría ciclista. Y termino con esta frase asquerosa: ¿Recuerdan el 11S? ¿Han estudiado sus causas? El odio fluye sangre arriba por las venas de millones de musulmanes en Oriente Medio, libaneses, jordanos, egipcios, también iraquíes, iraníes, saudíes, sirios. Es tanto el dolor que su mente se ha nublado. Por su parte, un cuarto de los judíos del mundo, los ortodoxos, han asumido que Dios mismo los obliga a levantar el Tercer Templo en Jerusalén. Esa es la verdad, créanme. Van a pasar algunas décadas, los niños gazatíes que han sobrevivido desayunando metralla y horror se harán hombres. Crecerán en el ansia de vengarse. Y habrá dinero. Y habrá tiempo, y una promesa de Paraíso, y el cariño de Alá que todo lo justifica. Y con toda la desesperanza escribo aquí, con la certidumbre de la experiencia, que habrá un atentado de crueldad jamás conocida contra algún símbolo del pueblo de Abraham. No sé si Nueva York, Jerusalén, Tel Aviv. Pero el río de la sangre va a correr. Y apesta. Y no podemos convencer a quien ya su Dios ha convencido.
PD: Recomiendo el vídeo de Fabián C. Barrio https://youtu.be/9W42eMR2P5s?si=GDh0vgjTBASOnBWM para entender sin analgésicos el conflicto en Oriente Medio. Así como el ensayo Palestine and the Arab-Israeli Conflict de Charles D. Smith.


